Más de un centenar de mayores y personas dependientes del municipio de Huétor Tájar reciben desde que comenzó la pandemia la compra en su casa, así como las medicinas que puedan necesitar de la farmacia, gracias a los voluntarios de los Servicios Sociales Comunitarios de Montefrío-Huétor Tájar.
Desde el pasado mes de marzo, un grupo de auxiliares de ayuda a domicilio y voluntarios hueteños realiza la compra a estas personas mayores o dependientes, que solo tienen que solicitarlo previamente a través de una llamada de teléfono, y se la llevan a casa. También realizan cualquier otro servicio que necesiten, como acompañarlos al centro de salud.
Paqui Fernández Mantas, directora de los Servicios Sociales Comunitarios de Montefrío-Huétor Tájar, señala que, desde el inicio de la pandemia, “los voluntarios del Centro de Servicios Sociales de Huétor Tájar se han volcado en el acompañamiento de nuestros mayores dependientes”.
Así, además de continuar atendiendo a estas personas en sus domicilios o de hacerles la compra, los voluntarios también ofrecen apoyo socioemocional a través de teléfono o videollamada a los mayores a través del programa ‘Voz Solidaria’, que ayuda a personas a superar el aislamiento y la soledad que provoca el distanciamiento social.
“El apoyo comunitario a nuestros mayores es fundamental para evitar el aislamiento social de los más vulnerables, contribuyendo a la mejora de estados de ánimos depresivos y problemas de ansiedad, producidos por la soledad, el miedo, la indefensión y la incertidumbre que actualmente estamos viviendo”, explica Fernández Mantas.
La soledad provoca depresión
Y es que, como señala la concejala de Bienestar Social del Ayuntamiento de Huétor Tájar, Encarnación Redondo, “aislar a los mayores de la COVID-19 les previene del contagio, pero la soledad, en cambio, les desprotege y provoca depresión. Hablarles y acompañarles es también proteger su salud, porque la escucha es la mejor medicina para la prevención y alivio de la soledad”.
Gracias a las llamadas de las personas voluntarias, los mayores hueteños se sienten menos solos en sus domicilios. “Es de agradecer y valorar el tiempo y cariño que estas personas están ofreciendo de forma desinteresa. Porque esta labor enriquece tanto al que recibe como al que da, nos hacemos un bien mutuo, como nos señalaba una de las voluntarias de este proyecto”, concluye Fernández Mantas.